Articulo Diario El País (Galicia)
SUSO DE TORO
Si Cataluña se va
Los intereses centralistas ya lo han logrado. Los catalanes han pasado
de la desafección al despegue
La banca casi no concede créditos, pero también cuesta dar crédito a lo
que hacen la mayoría de los medios de comunicación madrileños. Ni siquiera
descansan los domingos: leo en una revista dominical que distribuyó la pasada
semana el rotativo El Mundo una lista que confeccionaron con "los
españoles más queridos y más odiados" por los españoles. Qué miedo. Los
tales "españoles" que declararon para la encuesta su amor a diestro y
su odio a siniestro en realidad son de ese diario, pero la manipulación periodística
hace que esas personas se transformen en "los españoles". ¿A que no
saben quiénes son "los más odiados" de esa curiosa lista, que hace
unos años nos parecería grimosa y hoy ya pasa desapercibida?
Acertaron. De la lista de diez personajes, los que figuran en la parte
superior de la lista son políticos "enemigos de España": catalanes o
miembros del Gobierno de Rodríguez Zapatero, empezando por el propio
presidente. Los otros cinco son protagonistas o presentadores de programas
basura, lo que indica que quienes votan esa lista son consumidores de esos
manjares televisivos. ¿Los más amados? Los deportistas y futbolistas que no
sean catalanes, y eso tiene mérito cuando una selección española repleta de
catalanes acaba de ganar el Mundial.
El odio contra los "enemigos de España", los
"antiespañoles", viene del franquismo, pero se siguió alimentando
estos años con los asesinatos de ETA y las ambigüedades del nacionalismo vasco
ante los crímenes. Cuando el terrorismo etarra aflojó porque no le quedó más
remedio, la dieta se completó con "los catalanes nos roban, el
"Estatut" rompe España, la lengua castellana se rompe, los toros se
rompen..." Los insultos continuos y las campañas contra los intereses
catalanes, su lengua y su identidad son el trabajo sucio y burdo, que ha ido
acompañado de razonamientos y análisis de intelectuales que argumentaron lo
mismo pero con más finura. La mirada y los intereses centralistas que se
cerraron en banda lo han conseguido: ya estamos en una época nueva, Cataluña ha
pasado de la desafección a su despegue, buena parte de la sociedad catalana ha
llegado a una conclusión al fin: España no comprende a los catalanes y los
rechaza; seguir formando parte del Estado español solo le acarreará desprecios
y problemas.
Podemos detenernos en las incidencias, escándalos, roces entre partidos
catalanes, pero perderemos de vista lo esencial, lo que corre por el fondo y es
transversal al conjunto de la sociedad catalana: Cataluña se está convenciendo
de que su nacionalidad nunca tendrá encaje en este Estado y de que España solo
es un lastre. Mentalmente ya casi han cruzado la raya. Si lo hacen, la deriva
hacia la independencia sería inevitable. En adelante nuestros conciudadanos
catalanes desistirán ya de buscar un encaje nacional dentro de la Constitución,
una Constitución que los propios nacionalistas catalanes ayudaron a redactar y
que suscribieron como un pacto político para poder existir dentro de España.
También saben que reformarla o redactar otra nueva que los reconozca
nacionalmente es imposible: el nacionalismo español también lo impediría.
Respecto a los vascos como nacionalidad, en cuanto ETA ponga fin a su
lamentable y siniestra existencia, comprobaremos lo que piensa la mayoría de su
sociedad.
El Gobierno intenta un diálogo con la Generalitat para detener esa
deriva, pero los nacionalistas españoles, con la bandera tan inflamada,
probablemente conseguirán que fracase en nombre de la sagrada unidad de España.
Hemos visto cómo el españolismo empapa la capital del Estado y todas las instituciones,
desde el Tribunal Constitucional al último guardia.La "España plural"
ha sido imposible, los esfuerzos para actualizar el autogobierno catalán
tendrían que haber ido acompañados de una política nueva que reflejase la
pluralidad cultural y lingüística y nada ha cambiado. Una nueva idea de España.
Pero España sigue siendo de
Cataluña, sin Estado o con él, es una nacionalidad europea, mientras
Galicia está siendo desguazada como nacionalidad desde la propia Xunta
siguiendo las consignas del españolismo centralista. Si los catalanes se van,
¿qué España nos espera a nosotros? Pero vivir bajo la ideología del
nacionalismo cañí también será insoportable para muchas otras personas por toda
España que no tolerarán retroceder a la época de pan, fútbol y toros. Una,
grande y libre de catalanes, vascos y demás ralea. Catalanes, por favor,
piénsenlo dos veces, unos los odian pero otros los necesitamos. Una España sin
ustedes será definitivamente insoportable.
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